lunes, 27 de abril de 2009

El pensamiento sistémico


Un artículo publicado recientemente por Marisa Maiocchi, establece con gran claridad los fundamentos conceptuales del pensamiento sistémico, por lo que me he permitido adaptar el texto de base al contenido de este blog:

El pensamiento sistémico, también llamado pensamiento complejo por algunos autores, es un marco conceptual, un cuerpo de conocimientos y un conjunto de herramientas que se ha desarrollado en las últimas décadas para lograr una mejor comprensión del mundo y alcanzar la resolución de los problemas que se plantean en la gran “complejidad” del mundo real.

El pensamiento sistémico es una disciplina para ver totalidades, interrelaciones en vez de cosas, patrones de cambio en vez de imágenes estáticas y en tal sentido, implica una apertura de la mirada, un cambio de enfoque.

Cuando manejamos sistemas complejos, el pensamiento lógico lineal que se ha enseñado, aprendido y practicado en la cotidianidad del ámbito escolar, es a todas luces insuficiente. Ni las personas ni los acontecimientos se rigen por las leyes de la lógica, no son tan fáciles de predecir ni los problemas tan fáciles de resolver como una ecuación matemática.

Peter Senge señala que “el pensamiento sistémico es hoy más necesario que nunca porque la complejidad nos abruma”, quizá por primera vez en la historia, la humanidad tiene capacidad para crear más información de la que puede absorber, para alentar mayor interdependencia de la que puede administrar y para impulsar el cambio con una celeridad que nadie puede seguir.

En esa misma línea, Herrscher plantea que la mirada sistémica es un enfoque capaz de mostrar la ubicación de cualquier sub-sistema o problema en su relación con los demás, para luego ir limitando su alcance a lo que se desea abarcar en cada instancia concreta.

El método se puede aplicar a problemas de la educación o del gobierno, de ingeniería, de medicina y de otras disciplinas en que sea necesario tomar decisiones estratégicas. De hecho, la educación universitaria y la formación profesional podrían iniciarse con una mirada sistémica, a cambio de la visión reduccionista que se pone de presente en la mayor parte de los planes de estudio de la educación superior: parecería que la ingeniería no fuese más que un conjunto de aplicaciones de las ciencias y la medicina, una conjunción de saberes y habilidades en campos tan diversos como la anatomía, la fisiología, la biología molecular y la farmacología.

El enfoque sistémico no es una panacea, porque comprender la estructura de los problemas generalmente los muestra en su verdadera complejidad, y no siempre facilita su solución cuando hay choque de intereses individuales o de paradigmas culturales. Sin embargo, si el empleo de la mirada sistémica pudiese generalizarse, los conflictos más insolubles se verían con una luz que los relativizaría y los haría más comprensibles, condición necesaria para encarar una solución.

Referencias

1. La Quinta Disciplina, de Peter Senge, Granica , Buenos Aires, 2004.

2. Pensamiento sistémico, de Enrique Herrscher, Granica., 2da. Edición, Buenos Aires, 2003.

3. Introducción al Pensamiento Sistémico, de Joseph O’Connor y Ian McDermott, Urano, Buenos Aires, 1998.

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