lunes, 26 de mayo de 2008

El Caso del Chimpancé

Hace muchos años escapó del zoológico un chimpancé. En la búsqueda, los guardias llegan a un lugar, en donde encuentran cinco casas, la cuarta les llamó mucho la atención por ser azul. Sin embargo los guardias al timbrar en ella y ver que nadie responde a su llamada, deciden ir a la primera casa. Un alemán abre la puerta y cuando le preguntan por el chimpancé responde:

"Uno de nosotros lo tiene de mascota, pero es un secreto que prometimos guardar, el único que eventualmente puede revelarlo es el inglés, pero en este momento está montando en el caballo de su vecino". Los guardias entraron en la casa, charlaron un rato con el alemán. Durante la charla anotaron cuidadosamente datos que pudieran conducir al encuentro del chimpancé, los datos anotados son: En la casa donde tienen el caballo fuman Marlboro, en la casa blanca toman vino, el inglés tiene un perro, en la casa del medio vive un noruego, el japonés toma leche, el español alimenta todos los días a sus canarios, en la última casa fuman President, la casa del vecino del alemán es roja, en la casa donde toman té fuman Parliament, el que fuma Kent, es el vecino del español, este toma vino, en la casa amarilla fuman Cammel.

Ya para terminar, el alemán les ofreció café, pero los guardias dicen que prefieren el jugo, "Cómo lo siento, yo solo tomo café, el único que toma jugo es el de la casa verde, ni siquiera mi vecino, él toma té", ya despidiéndose entró en la casa un gato, es mío, dijo el alemán, pero lo estoy vendiendo, porque me desespera todas las noches peleando con el perro de mi vecino. Sin tomarse el café los guardias se alejaron de la casa amarilla del alemán y uno anotó en su libreta: "La casa azul está entre la verde y la blanca".

En la historia se habla de cinco casas. En cada casa vive alguien con una nacionalidad determinada, fuma una marca de cigarrillos, toma una bebida y tiene una mascota.

Utilizar la información anterior y averiguar donde está el chimpancé, color de la casa, quién la habita, qué cigarrillos fuman, qué bebida toman.
Tiempo máximo de desarrollo 15 minutos.

La educación como piedra filosofal para la transformación de la sociedad: La responsabilidad del maestro

Los sistemas educativos se encuentran rezagados frente a la magnitud de los retos que plantean los grandes avances tecnológicos, la globalización del conocimiento y del trabajo, la competitividad como medida de producción y los cambios vertiginosos que se presentan día tras día en la estructura social y cultural de los pueblos.

Desde esa perspectiva, el paradigma educativo actual ha de transformarse hacia un modelo formativo integral que permita optimizar la capacidad cognitiva del individuo y aplicar conocimientos, destrezas y habilidades en la construcción de su proyecto de vida y de un proyecto de sociedad que permita responder en forma adecuada a las necesidades y expectativas del colectivo. En otras palabras, de acuerdo con lo planteado por Delors en el informe a la UNESCO sobre la educación en el siglo XXI (1996): “La educación tiene la misión de permitir a todos, sin excepción, hacer fructificar los talentos y capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal”.

¿Cómo lograr entonces transmutar a nuestros aprendices en “alquimistas capaces de convertir en oro” la información y el conocimiento para beneficio de la sociedad? ¿Estamos preparados los maestros para asumir el reto de adaptar la estructura de los sistemas educativos a las necesidades reales del mundo actual? Y parafraseando a Carles Monereo, profesor de la Universidad de Barcelona, en el artículo “En qué siglo vive la escuela”: ¿estamos dando a nuestros estudiantes la posibilidad de adquirir los conocimientos, habilidades, destrezas, principios y valores adecuados para enfrentar con éxito el futuro que les espera? Con toda seguridad la respuesta a estos interrogantes depende del cambio que seamos capaces de dar a la educación para convertirse en piedra filosofal del siglo XXI y de la responsabilidad que tenemos como “maestros alquimistas” en relación con nuestros “aprendices”.

Infortunadamente, una gran parte de nuestros colegas han asumido una actitud, por decir lo menos, negligente, frente al reto que nos plantea la necesidad de transformar el modelo educativo centrado en la simple transmisión del conocimiento a favor de uno nuevo que sea capaz de integrar contenidos, competencias, habilidades, principios y valores para la construcción, reconstrucción y aplicación creativa del saber en pos del desarrollo personal y de una sociedad más solidaria y equitativa.

No obstante, no hay que perder de vista que fuimos formados en la gran mayoría de los casos en una escuela tradicional caracterizada por la transmisión del conocimiento en forma memorística y autoritaria. Una escuela en la que los valores eran universales, únicos e indiscutibles, y en la que el saber se equiparaba a la acumulación de datos sobre el máximo posible de temas, enfoque que, a todas luces, resulta insuficiente frente a las exigencias actuales de un mundo globalizado y altamente competitivo.

Así, en busca del camino que conduce a la piedra filosofal, capaz de transformar “inexpertos aprendices” (nuestros alumnos) en “maestros alquimistas” (los ciudadanos del futuro), menciono a continuación algunos ingredientes que, mezclados en distintas proporciones, podrían llegar a convertirse en una poción mágica que permita alcanzar el máximo desarrollo de las potencialidades individuales y colectivas de la sociedad del siglo XXI:

1. Integración de estrategias para la adquisición de conocimientos, desarrollo de habilidades prácticas y generación de espacios de reflexión que garanticen la construcción mental del individuo.

2. Diseño de ambientes de aprendizaje adecuados para el desarrollo de la capacidad cognitiva, la inteligencia, el pensamiento crítico, la autonomía, la creatividad y los valores humanos.

3. Posibilidad de interacción docente estudiantil en ámbitos caracterizados por la posibilidad de afrontar riesgos sin temor al fracaso, autonomía en la toma de decisiones, aplicación del conocimiento en diferentes contextos de significación real, búsqueda del equilibrio entre capacidades y desafíos, intercambio permanente y libre de ideas, opiniones, conceptos y constructor mentales.

4. Planteamiento del trabajo académico en torno a resolución de problemas y generación de proyectos que permitan al estudiante asumir un papel protagónico en el proceso, promuevan el liderazgo, la cooperación, la comunicación eficaz y la tolerancia frente a la diversidad.

5. Capacitación docente y motivación intrínseca para asumir en forma eficiente el rol que les corresponde en la orientación crítica del proceso formativo.

6. Implementación de espacios académicos que involucren la investigación como un medio para la apropiación individual del conocimiento y la estructuración del ser y del saber.

7. Aplicación del conocimiento y de las competencias individuales en la búsqueda de soluciones a los problemas y necesidades de la sociedad.

8. Generación de estrategias que fomenten la adquisición de competencias generales de uso común: aplicación de conceptos numéricos, comunicación verbal y escrita, uso de una segunda lengua, manejo de las relaciones humanas, utilización de la tecnología informática, estrategias de resolución de problemas, capacidad de autoevaluación y autosuperación.

Referencias

1. Cornella A. Educación y creación de riqueza. Cuadernos de Pedagogía. 2001.
2. De Bono E. Aprender a pensar. Plaza y Janés. Madrid. 1993.
3. Delors J. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI. Santillana, Ediciones UNESCO. 1996.
4. Foster J. Como generar ideas. Norma. 1996.
5. Gallego R. Competencias cognoscitivas: un enfoque epistemológico, pedagógico y didáctico. Magisterio. 1999.
6. Monereo C, Pozo J. ¿En qué siglo vive la escuela? El reto de la nueva cultura educativa. Cuadernos de Pedagogía. 2001.
7. Resnick L. La educación y el aprendizaje del pensamiento. Aiqué. 1999.
8. Seltzer K. La era de la creatividad: Conocimientos y habilidades para una nueva sociedad. Aula XXI Santillana. 1999.
9. Stemberg R. Enseñar a pensar. Aula XXI Santillana. 2000.
10. Williams W. La inteligencia práctica. Aula XXI Santillana. 2000.



lunes, 19 de mayo de 2008

Amores Perros

No soy amigo de las supersticiones, sin embargo, debí sospechar de un día tan extraño como premonitorio: veintidós del segundo mes del año dos mil dos … trece años después.

La conocí una noche de abril. Sus ojos negros, cargados de ternura, se insinuaban seductores sobre el lienzo inmaculado de su piel. Temblaba de frío, la rodeé con mis brazos y nos dirigimos al automóvil. No pronunciamos palabra hasta llegar a la casa. Frente a la chimenea sellamos un pacto indisoluble de amor con una taza de leche caliente.

Nuestros encuentros estaban cargados de magnetismo: era un amor libre, sin reclamos, sin plazos ni límites, sin tristezas ni dolor, sin lugar al olvido, sin palabras, sin rencores; el amor de los niños, el que no se alimenta de recuerdos, el que no cree en el futuro.

Estuvimos alejados durante algunos meses por causa de mi trabajo. No juramos amor eterno ni prometimos fidelidad, no había razón para hacerlo. Cuando volvimos a encontrarnos se había convertido en madre. Lucía tan hermosa como siempre, y aunque el paso del tiempo había hecho alguna mella sobre su cuerpo, la magia de sus ojos permanecía intacta.

También hubo otros amores en mi vida, otros labios, otros besos, pero un hilo invisible parecía entrelazar nuestros caminos. Nos entregábamos al amor en el ocaso, con ella no había lugar a la indiferencia ni al cansancio, era un torbellino de alegría, un manantial inagotable de amor.

Esa mañana capicúa desperté empapado en sudor. El teléfono repicaba con insistencia. Una voz entrecortada me hizo saber que ella estaba muy mal. Apenas tuve tiempo suficiente para llevarla al hospital. Aguardé en la entrada, aferrado a la esperanza de volver a verla sonreír entre mis brazos.

Unos minutos después, se despedía de mí con la misma mirada evocadora y dulce, pero llena de nostalgia, de la que me había enamorado la noche en que la vi por primera vez.

Han pasado varios meses y aún retumban en mi mente los ladridos de aquel ser maravilloso que me enseñó la magia del amor sin condiciones: el amor de un perro.

Cindy
In Memorian

Aspectos psicológicos del dolor

Tradicionalmente el componente psicológico ha sido considerado como un factor de segundo orden en el abordaje del paciente con dolor. Sin embargo, la tendencia actual hacia un modelo de atención fundamentado en la interacción dinámica de elementos biológicos, mentales y sociales, ha llevado a replantear el enfoque puramente médico del dolor hacia otro en que se consideren los aspectos psicosociales como variables de gran importancia en la modulación de la experiencia individual del dolor. (1)

Más aún, la clasificación etiológica predominante en la actualidad considera la existencia de dos categorías de dolor: orgánico y psicológico. Sin embargo, una mirada con más detalle de esta clasificación permite detectar grandes fallas conceptuales desde las perspectivas clínica y filosófica. El cuerpo no puede ser considerado como una entidad pasiva con la única función de manejar información relacionada con daño a los tejidos, ni la mente como una especie de comando central en que se integra la sensopercepción nociceptiva.

Tampoco el dolor puede ser entendido como una sensación privada de los fenómenos asociados con lesión tisular, sino que debe ser concebido como un proceso que integre elementos físicos (v.g. intensidad, localización) y mentales (v.g. aversión, ansiedad) para ser calificado como tal. La comprensión de nuestro dolor y el de otros se da en términos de la interacción dinámica de una serie de conductas dolorosas categorizadas socialmente y determinadas por las experiencias físicas y psicológicas del individuo.(2)

Visto desde una perspectiva evolucionista el dolor es un indicador de amenaza contra la integridad del ser humano. A partir de este enfoque el dolor puede ser analizado desde dos dimensiones básicas: sensorial y emocional. La primera considerada elemento clave para la adaptación y la supervivencia de la especie, mientras que segunda representa la variación individual de la percepción y de la respuesta ante la injuria tisular. Así las cosas, la comprensión adecuada del fenómeno ha de conjugar la triple condición (biológica, psicológica y social) del ser humano con el carácter individual del proceso nociceptivo. (3)

La condición subjetiva del dolor se ha puesto de presente en numerosos estudios en los cuales se ha intentado establecer una relación directa entre la existencia de una patología orgánica y la presencia de un cuadro doloroso. Dichos estudios han demostrado que no en todos los casos existe una relación causa efecto entre el grado de lesión tisular y la severidad de los síntomas reportados: individuos con enfermedad orgánica manifiesta se encontraron asintomáticos en contraste con otros sin evidencia de daño tisular que reportaron diversos grados de dolor. (4)

En esa misma vía, investigaciones realizadas para establecer el comportamiento del dolor en pacientes a quienes se les ha practicado una intervención quirúrgica estandarizada para una patología determinada, arrojaron como resultado diferencias significativas en la evolución postoperatoria: en algunos casos el dolor desapareció en las horas siguientes al procedimiento mientras que en otros se hizo más intenso que en el período anterior a la cirugía. La apreciación personal del síntoma, el estado de ánimo frente al cuadro, las características biológicas y psicológicas individuales y las estrategias de solución resultaron determinantes en la evolución de los pacientes incluidos en el estudio