lunes, 18 de mayo de 2009

Fibromialgia: Tratamiento

No existe un tratamiento curativo para la enfermedad, de hecho, el enfoque terapéutico actual está orientado hacia el alivio de los síntomas y el mantenimiento de la funcionalidad. El manejo del paciente con fibromialgia requiere de la intervención de un equipo interdisciplinario que garantice una aproximación holística capas de integrar los aspectos biológico, psicológico y social de la patología, en tal sentido, Benett (2002), considera que el abordaje integral del paciente con fibromialgia debe llevarse a cabo teniendo en cuenta el diagnóstico temprano, la educación al paciente y su familia, el condicionamiento físico, el manejo del dolor, la fatiga, los trastornos del sueño, los trastornos psicológicos, la disfunción endocrina primaria o asociada, la disautonomía y los déficits cognitivos.

El diagnóstico oportuno y preciso constituye la base para el manejo exitoso del paciente, la identificación de condiciones dolorosas concomitantes como artritis reumatoidea, osteoartritis, neuropatía periférica, migraña o endometriosis es un elemento clave para la selección de las estrategias terapéuticas que ofrezcan mayores beneficios clínicos. La anamnesis y el examen físico suelen ser suficientes para la configuración del diagnóstico definitivo, los exámenes de laboratorio y las imágenes diagnósticas no representan, en la mayor parte de los casos, una gran ayuda para la confirmación o el descarte de esta patología.

La educación del paciente y sus allegados constituye un pilar fundamental del tratamiento. Entre los puntos que han de ser tratados durante este proceso se incluyen la confirmación de los síntomas, la naturaleza, no destructiva aunque no necesariamente benigna, de la enfermedad, la importancia de la recuperación y el mantenimiento de la funcionalidad aún en los casos en que no se alcanza la eliminación de los síntomas, la importancia de asumir una actitud mental positiva frente el tratamiento, las opciones terapéuticas disponibles, el valor del ejercicio físico, la necesidad de una adecuada higiene del sueño y la relevancia de que el paciente desempeñe un papel activo en la recuperación de su salud.

La fibromialgia disminuye la flexibilidad y la resistencia al ejercicio físico aeróbico, algunas variables que determinan la conveniencia o no de un programa regular de condicionamiento físico son la edad, el estado físico, el grado de entrenamiento previo, la frecuencia y la intensidad del ejercicio, el estado metabólico y la presencia o no de factores de riesgo como obesidad, artritis reumatoidea y/o enfermedad muscular concomitante, en cualquier caso, el tratamiento integral de la fibromialgia ha de incluir un programa individual de ejercicio físico con el objetivo de mejorar la funcionalidad, elevar el umbral de los receptores periféricos y reducir el dolor.

Los medicamentos más utilizados para el control del dolor en el paciente con fibromialgia son los antidepresivos tricíclicos y los relajantes musculares, otros fármacos que pueden contribuir al mejoramiento del cuadro son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, el tramadol y otros opiáceos débiles, la aplicación de anestésicos locales en los puntos de hipersensibilidad es una medida coadyuvante de gran valor para el control de los generadores periféricos de dolor.

El uso aislado de antiinflamatorios no esteroideos y/o acetaminofén no ofrecen, en la mayor parte de los casos, una respuesta más eficaz que el placebo en el control de la sintomatología, las asociaciones de analgésicos que ejercen su acción en diferentes niveles de la vía del dolor han sido utilizadas con resultados positivos en algunos individuos afectados por la enfermedad. Los analgésicos tópicos son utilizados por algunos profesionales de la salud como una estrategia terapéutica de refuerzo aunque la eficacia farmacológica de estas sustancias no ha sido demostrada en forma objetiva.

El cansancio físico es una de las quejas más frecuentes del paciente con fibromialgia, sin embargo, en los casos en que es la manifestación predominante del cuadro se ha de enfocar el diagnóstico hacia el síndrome de fatiga crónica. Algunas de las causas potenciales de este síntoma en el paciente con fibromialgia son anemia, enfermedades concomitantes, disfunción endocrina, inflamación crónica, iatrogenia farmacológica, hemocromatosis, depresión mayor y ansiedad. El tratamiento debe estar orientado a la resolución de la causa de base, sin embargo, en los casos en que no es posible identificar el trastorno subyacente, se han utilizado antagonistas de los receptores 5HT3, como el tropisetrón, para lograr el alivio de la sintomatología.

El manejo adecuado de los trastornos del sueño contribuye al mejoramiento de la fatiga, la ansiedad y el dolor. Las medidas no farmacológicas están enfocadas a garantizar la adherencia a rutinas saludables de higiene del sueño, la terapia con antidepresivos tricíclicos en dosis bajas (amitriptilina, trazadone, doxepin) ha permanecido como piedra angular del tratamiento durante muchos años. Una proporción variable de pacientes presenta alteraciones primarias del sueño (apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, trastorno de movimiento periódico de extremidades) que requieren tratamiento especializado.

Los trastornos depresivos tienen una alta prevalencia en los pacientes con fibromialgia. La psicoterapia de apoyo (hipnosis, terapia cognitiva conductual, biorretroalimentación, meditación y relajación), aislada o en combinación con el uso de antidepresivos tricíclicos o inhibidores de la recaptación de serotonina en dosis bajas, suele ser una buena opción terapéutica en la mayoría de los pacientes con fibromialgia, en presencia de ideación suicida, enfermedad bipolar severa o trastornos psicóticos es necesaria la intervención especializada por parte del psiquiatra.

Algunas patologías endocrinas como el hipotiroidismo y la disfunción hormonal asociada con la menopausia pueden desencadenar o agravar los síntomas de fibromialgia. La posibilidad de que exista un trastorno funcional del eje hipotálamo hipofisiario adrenal subyacente a la aparición de la enfermedad ha despertado gran interés en la comunidad científica dadas las implicaciones terapéuticas que podrían derivarse de este hecho, sin embargo, la terapia de suplencia hormonal sólo es considerada como una opción en los pacientes en que se demuestra un déficit específico.

Los trastornos disautonómicos más frecuentes son la hipotensión arterial desencadenada por mecanismos neurales y la taquicardia ortostática, los síntomas clásicos de esta complicación son la caída de la presión arterial y el incremento exagerado de la frecuencia cardíaca en respuesta al ejercicio y /o los cambios de posición. El plan terapéutico debe incluir la identificación y prevención de los factores desencadenantes, el aumento del volumen plasmático mediante el incremento en la ingesta de sal y la contraindicación del uso de medicamentos hipotensores, activadores del reflejo barorreceptor ventricular (disopiramida, antagonistas alfa adrenérgicos) y anticolinérgicos.

La disfunción cognitiva es uno de los problemas que causan mayor preocupación a los pacientes con fibromialgia, la causa aparente del trastorno parece estar relacionada con el estrés desencadenado por el dolor crónico y con la fatiga mental, razón por la cual, la mejoría en las funciones mentales del individuo está estrechamente relacionada con el éxito terapéutico de los síntomas de base.

1 comentario:

antonieta dijo...

existe tratamiento para la causa del problema y puede ser natural sin medicamentos?