sábado, 18 de julio de 2009

S.O.S: La contaminación del aire en Bogotá alcanza niveles preocupantes

Diferentes investigadores han demostrado que el aire de Bogotá es uno de los más contaminados de Latinoamérica, alcanzando una proporción al menos equivalente a Ciudad de México y Santiago de Chile.

En la actualidad, la ciudad supera en más de tres veces, la recomendación vigente anual de la OMS, establecida en 20 microgramos de material particulado (conjunto de partículas en fase líquida y sólida que se encuentran suspendidas en el medio gaseoso, incluyendo humo, hollín y polvo muy fino, provenientes de la combustión generada por la industria, el transporte y las actividades de construcción) por cada metro cúbico de aire.
De acuerdo con los resultados de los estudios mencionados, la exposición a la contaminación aérea se produce en calles y avenidas, así como en espacios cerrados, en especial cuando estos últimos no se encuentran bien ventilados y/o albergan actividades que producen contaminantes aéreos.

En palabras de Héctor García, ingeniero químico y doctor en salud pública, una exposición individual a 60 microgramos de material particulado da lugar a la inhalación de al menos la mitad de dicha cifra cada hora, si tenemos como referencia el hecho que un adulto normal respira en promedio medio metro cúbico de aire en ese mismo lapso de tiempo.

Ahora bien, dado que la exposición no es continua, la inhalación del material contaminante durante un promedio de cuatro horas al día, generaría el ingreso de 120 microgramos de material particulado cada 24 horas, generando el ingreso de más de un gramo del mismo en un período de 20 años, con el peligro que dichas sustancias generan a largo plazo enfermedades crónicas como el cáncer y otros trastornos respiratorios y cardiovasculares.

Finalmente, vale la pena mencionar un hecho que podría parecer anecdótico, de no ser por la triste paradoja que engendra, en relación con la existencia de una mayor exposición al material particulado y por consiguiente un mayor riesgo de enfermedad en quienes practican ejercicio físico y/o utilizan la bicicleta como medio de transporte, desplazándose por las ciclorrutas de la ciudad.

Y es que los trazados de tales vías, en forma paralela a las grandes avenidas y la inexistencia de barreras vivas de alta densidad, como pueden ser los árboles, dan lugar, en conjunto con el aumento de la frecuencia respiratoria como consecuencia de la actividad física, conducen a un riesgo dos o tres veces más alto que el de la población general.

Es urgente reforzar los planes de prevención y control de contaminación para lo cual se requiere el concurso de todos los ciudadanos y un gran esfuerzo económico y político de quienes conducen los destinos de la ciudad.

NO A LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE!

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