viernes, 22 de febrero de 2008

Salud y conflicto armado


La relación existente entre estas dos variables ha tomado gran relevancia en Colombia a raíz de la publicidad que ha generado la liberación de los secuestrados por parte de grupos armados en conflicto y de los indicios, visibles a través de los medios de comunicación, de las alteraciones de salud que podrían estar afectando a quienes aún se encuentran en poder de dichos grupos armados.

Los epidemiólogos estiman los efectos del conflicto en la salud de los actores, activos o pasivos, del mismo utilizando estudios retrospectivos de mortalidad, denominados “autopsias verbales”. En términos generales, la morbimortalidad detectada en presencia de condiciones de violencia armada y exposición permanente a ambientes hostiles gira en torno a enfermedades infecciosas (infecciones respiratorias, enfermedad diarréica, tuberculosis y patologías transmitidas por picadura de insectos como la malaria, la enfermedad de Chagas y la Leishmaniasis), malnutrición, trastornos inmunológicos y lesiones traumáticas.

Por otra parte, entre las alteraciones psicoafectivas observadas con mayor frecuencia en esta misma población, se incluyen neurosis de ansiedad, episodios depresivos, alteraciones del sueño, trastornos psicóticos y síndrome de estrés post traumático.

Así las cosas y dada la importancia del estado de salud en el bienestar integral de los seres humanos, el conflicto armado representa, para muchos de nuestros compatriotas secuestrados, algunos de ellos desde hace varios años, un factor de riesgo de gran magnitud para la calidad de vida presente y futura, así como para la conservación de la misma en condiciones tan adversas como las descritas a través de los medios de comunicación.

Sí a la humanización de la guerra, sí a la posibilidad de llevar a cabo una valoración “humanitaria” del estado de salud de nuestros compatriotas secuestrados y una intervención mínima para lograr mantener la esperanza y la condición biológica y psicoafectiva requerida para garantizar la vida.

La salud, la vida y la libertad son derechos fundamentales e inalienables del individuo.

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