De acuerdo con lo expresado por la OMS: “Los peligros que el cambio climático supone para la salud son de naturaleza diversa y mundial, y van desde el aumento del riesgo de fenómenos meteorológicos extremos hasta cambios de la dinámica de las enfermedades infecciosas. Muchas de las enfermedades más mortíferas son sensibles a las condiciones climáticas, de las que dependen su incidencia y propagación”.
En esa misma línea, la OMS agrega que “estas repercusiones afectarán de forma desproporcionada a las poblaciones vulnerables, tales como los niños pequeños, los ancianos, los enfermos, los pobres y las poblaciones aisladas, así como en zonas con enfermedades endémicas sensibles al clima, grave escasez de agua y escasa producción de alimentos; pequeños estados insulares en desarrollo y regiones montañosas, y megalópolis y zonas costeras de países en desarrollo.
Así las cosas, “las repercusiones sanitarias del cambio climático serán difícilmente reversibles en años o decenios, no obstante, muchas de esas posibles repercusiones son evitables o controlables. Hay medidas definidas en el sector sanitario y sectores conexos para reducir la exposición al cambio climático y sus efectos, por ejemplo, el control de los vectores de enfermedades, la reducción de la contaminación producida por los medios de transporte y el uso eficiente de la tierra y el agua son medidas bien conocidas de utilidad demostrada”.
Adicional a lo planteado, muchas de las medidas necesarias para evitar el cambio climático tienen efectos positivos en la salud como resultado de un mejoramiento en el estilo de vida, por ejemplo, el aumento de la utilización de la bicicleta y del transporte público, en vez de los automóviles privados, contribuirá a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, mejorará la calidad del aire y la salud respiratoria y reducirá el número de muertes prematuras.
En esa misma línea, la OMS agrega que “estas repercusiones afectarán de forma desproporcionada a las poblaciones vulnerables, tales como los niños pequeños, los ancianos, los enfermos, los pobres y las poblaciones aisladas, así como en zonas con enfermedades endémicas sensibles al clima, grave escasez de agua y escasa producción de alimentos; pequeños estados insulares en desarrollo y regiones montañosas, y megalópolis y zonas costeras de países en desarrollo.
Así las cosas, “las repercusiones sanitarias del cambio climático serán difícilmente reversibles en años o decenios, no obstante, muchas de esas posibles repercusiones son evitables o controlables. Hay medidas definidas en el sector sanitario y sectores conexos para reducir la exposición al cambio climático y sus efectos, por ejemplo, el control de los vectores de enfermedades, la reducción de la contaminación producida por los medios de transporte y el uso eficiente de la tierra y el agua son medidas bien conocidas de utilidad demostrada”.
Adicional a lo planteado, muchas de las medidas necesarias para evitar el cambio climático tienen efectos positivos en la salud como resultado de un mejoramiento en el estilo de vida, por ejemplo, el aumento de la utilización de la bicicleta y del transporte público, en vez de los automóviles privados, contribuirá a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, mejorará la calidad del aire y la salud respiratoria y reducirá el número de muertes prematuras.
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