Una vez que el virus de la rabia ingresa en el cuerpo, viaja a lo largo de los nervios hasta el cerebro. Los perros, gatos y hurones infectados con rabia pueden mostrar una variedad de síntomas, incluyendo ansiedad, agresión, babeo excesivo, dificultad para tragar, tambaleo y convulsiones.
Los animales salvajes rabiosos pueden manifestar un comportamiento atípico; por ejemplo, un animal que normalmente es activo durante la noche se puede ver desorientado durante las horas del día.
Además, de esos síntomas reconocidos en los perros, gatos, caballos, ganado, ovejas y cabras que padecen de rabia, pueden presentar depresión, mutilación a sí mismos y puede aumentar la sensibilidad a la luz.
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