La fibromialgia es un trastorno de gran complejidad dada la existencia de múltiples y variables facetas clínicas en los estadíos iniciales de la enfermedad. Algunos investigadores han establecido la existencia de cinco grupos nosológicos de la enfermedad, teniendo en cuenta las manifestaciones clínicas más significativas del paciente: predominio de dolor y fatiga, manifestaciones psiquiátricas y/o afectivas, áreas múltiples de dolor y puntos específicos de hipersensibilidad, parestesias y sensación subjetiva de inflamación y predominio de manifestaciones asociadas.
El dolor crónico de localización difusa representa el síntoma clásico de la enfermedad, el cansancio físico persistente y la aparición de trastornos del sueño también pueden ser considerados como representativos en una gran proporción de pacientes, la presencia de trastornos psiquiátricos puede ser detectada en una gran proporción de pacientes dada la naturaleza crónica de la enfermedad y la ausencia de un tratamiento curativo. Otros síntomas, menos frecuentes, aunque sugestivos de fibromialgia, son la sensación de edema en ausencia de signos clínicos de inflamación, la presencia de parestesias sin alteración anatómica subyacente y los trastornos de la función cognitiva.
Diagnóstico
El diagnóstico es esencialmente clínico. La anamnesis y el examen físico constituyen las mejores herramientas para la detección temprana de la patología, en términos generales, cualquier dolor músculo esquelético de más de tres meses de evolución que no se encuentre relacionado con una lesión orgánica o funcional claramente definida debe hacer sospechar la presencia de fibromialgia.
Entre los elementos que se han de tener en cuenta durante el interrogatorio del paciente se incluyen el dolor (localización, características, patrón de temporalidad, intensidad), el cansancio físico (tiempo de evolución e intensidad), los trastornos del sueño (dificultad para la conciliación, despertar frecuente), la presencia de fenómenos neurológicos asociados (parestesias, disestesias) y las alteraciones cognitivas relacionadas (déficit de concentración, problemas de memoria, estados confusionales).
Otras condiciones relacionadas o sobreagregadas a la enfermedad incluyen el síndrome de intestino irritable, los cuadros de cefalea tensional o migrañosa, el síndrome de piernas cansadas, la disfunción de la articulación témporomandibular, los síndromes de fatiga crónica, dolor miofascial, movimientos periódicos anormales de extremidades y de vejiga irritable, la hipersensibilidad múltiple frente a diferentes sustancias químicas y el trastorno de estrés post traumático. Entre los factores que pueden agravar la condición del paciente se encuentran las alteraciones del sueño, el trauma físico, el frío, los trastornos posturales, el exceso de movilidad articular, las deformidades esqueléticas y los factores psicológicos adversos.
El examen físico debe hacer énfasis en la identificación de los signos más frecuentes de la enfermedad. La mejor herramienta para el diagnóstico de fibromialgia es la palpación de los sitios en que se presenta hipersensibilidad con mayor frecuencia, de acuerdo con las recomendaciones del Colegio Americano de Reumatología, se deben explorar el occipucio, la región cervical baja, el supraespinoso, el trapecio, la segunda costilla, el epicóndilo lateral, la región glútea, el trocánter mayor y la rodilla. La aparición de dolor mediante la aplicación de una presión aproximada de cuatro kilogramos en alguno de los sitios mencionados es considerada válida para la categorización del área como punto de hiperalgesia, la existencia de once o más puntos de hipersensibilidad frente a la presión referida es tomada como un criterio mayor para el diagnóstico de fibromialgia.
Algunos autores recomiendan que la palpación debe extenderse más allá de los puntos mencionados teniendo en cuenta que la superficie cubierta durante el examen de rutina sólo alcanza el tres por ciento de las áreas potenciales de hipersensibilidad existentes en el cuerpo humano, así, la exploración rutinaria de otras áreas de origen miofascial puede contribuir a configurar el diagnóstico en pacientes con menos de once puntos de hipersensibilidad y a detectar generadores periféricos de dolor.
Entre las condiciones patológicas que han de ser consideradas en el diagnóstico diferencial se encuentran hipotiroidismo, artritis de diferente etiología, osteomalacia, polimialgia reumática, miopatías metabólicas o inflamatorias, espondiloartropatías, radiculopatías por compresión y/o secundarias a trauma, dolor anginoso crónico y dolor pleurítico. La confirmación del diagnóstico ha de estar sustentada en la historia clínica del paciente y en los hallazgos de la valoración física, los exámenes paraclínicos son útiles para el descarte de otras enfermedades concomitantes y/o similares.
No existen pruebas paraclínicas que permitan confirmar el diagnóstico de la enfermedad. Entre los exámenes de laboratorio utilizados con mayor frecuencia en la evaluación del paciente con fibromialgia se encuentran hemograma completo, creatinina, nitrógeno uréico en sangre, enzimas hepáticas, calcio sérico, T4 y TSH. La imagenología es útil para aclarar el origen y/o caracterizar el diagnóstico de trastornos osteoarticulares sobreagregadas o coexistentes, la polisomnografía puede aportar datos relacionados con la etiología del cuadro fisiopatológico subyacente en los pacientes con predominio de síntomas neurológicos.
1 comentario:
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