Descubrí en lo profundo de sus besos,
entrañables delicias y placeres.
Laberintos y faunos escondidos,
en los pliegues internos de su piel.
El camino recorrido de su cuerpo,
el lunar en el borde del abismo;
Las columnas que resguardan su tesoro
y el punto sin retorno del amor.
Exploré sin cesar sus fantasías,
delirante y obsesivo, naufragué.
Y del mar de su sexo enfurecido,
jadeante y sudoroso, renací.
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