La Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó hoy la alerta por el brote de influenza porcina al nivel cinco, lo que implica declarar la emergencia sanitaria en los países miembros del organismo que se hayan visto afectados.
La guía de Alerta y Respuesta a una Influenza Pandémica de la OMS indica que a partir de la fase cinco se aconseja limitar los viajes a las zonas afectadas y establecer medios de vigilancia como cámaras infrarrojas que indican la temperatura del cuerpo en los puntos de entrada y salida de los países. El cierre de las fronteras será evaluado en el caso particular de cada Estado afectado, de acuerdo con la evolución del brote y las condiciones particulares del país.
Será responsabilidad de los gobiernos de cada nación cuidar de la salud de sus ciudadanos, por lo que cada Estado será libre de determinar las medidas que considere pertinentes para evitar la propagación del virus. La fase cinco indica que la pandemia es inminente y es una decisión que se toma cuando se comprueba la propagación del virus de persona a persona en al menos dos países de una región de la OMS.
La fase seis de alerta se declara cuando se comprueba la propagación del virus de persona a persona en al menos dos países de una región de la OMS, con la aparición de brotes comunitarios en al menos un tercer país de una región distinta, siendo en esta última fase cuando se declara una pandemia mundial.
Desde que el 27 de abril elevó la alerta del nivel tres al cuatro, la OMS aconsejó a los países no afectados que se preparen para el posible brote de la enfermedad y consideren puntos de vigilancia sanitaria en las fronteras.
El organismo sugiere que los gobiernos recomienden a las personas con padecimientos respiratorios que acudan al médico para cerciorarse del virus que padecen y aislarse en sus hogares al primer síntoma de influenza.
También aconseja cerrar escuelas, lugares públicos y cancelar eventos masivos como lo han hecho las autoridades mexicanas. Además, invita a aplicar medidas de seguridad sanitaria en el transporte público y lugares de trabajo.
Los Estados, a su vez, deben monitorear la existencia de medicamentos antivirales, el estado y disposición del personal médico, y estudiar la posibilidad de habilitar y utilizar instalaciones alternativas como clínicas y laboratorios médicos.
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