No estoy en contra de cuidar el medioambiente, todo
lo contrario, soy de los que creen que los seres humanos le estamos haciendo
daño al planeta y que urge tomar medidas para mitigar el efecto
"nocivo" de nuestro paso por la tierra.
Sin embargo, la idea de que con impedir la
movilidad de los automóviles particulares tiene un impacto relevante en la
calidad del medioambiente es simplemente ridícula, es una verdad de Perogrullo
que si hay menos automotores circulando habrá menos contaminantes en el aire,
pero eso no soluciona el problema del calentamiento global, ni evita la lluvia
ácida, ni reduce de forma permanente él nivel de partículas contaminantes,
factores que como está comprobado son causa de enfermedades crónicas y muertes
lentas.
De lo que sí estoy seguro es que hay situaciones
cotidianas en la vida de la capital, que por cuenta de la falta de sentido
común - el menos común de los sentidos -, ausencia de raciocinio y carencia de
un mínimo de inteligencia de nuestros gobernantes, evitan que muchos de
nosotros lleguemos a la edad en que puedan expresarse las enfermedades
mencionadas y hasta a vivir "una muerte lenta".
Y es que los atracos, con "puñalada" o
"tiro" a plena luz del día, la acción de las bandas criminales, la
extorsión por parte de bandas organizadas, el fleteo, el estado de las calles y
el transporte público, las alcantarillas que devoran seres humanos y quizás la
peor, la corrupción rampante que consume a diario los recursos de la salud de
los más pobres, son problemas más cercanos y más urgentes de resolver,
finalmente, si no salimos vivos de esta carrera diaria contra la muerte, no
tendremos la oportunidad de atravesar por ese "envejecimiento
acelerado" que vive nuestra ciudad.
¿Por qué a ninguno de nuestros ilustres gobernantes
se le ocurre el ´"Día sin Corrupción", el "Día sin Robos",
el "Día de la Seguridad Ciudadana", el "Día del Transporte
Público Digno", el "Día de la Atención Oportuna y Digna en
Salud", o muchos otros días que podrían contribuir más a nuestra calidad
de vida, que bloquear los pocos medios de transporte DIGNO que quedan en la
ciudad y generar millones de pesos en pérdidas a los ciudadanos honestos que
viven de su trabajo y quienes se ven perjudicados de manera significativa por
los "juegos del hambre" de un alcalde que se ha dedicado más a
satisfacer su ego personal que a gobernar una ciudad que tanto necesita
dedicación y entrega.
Al finalizar esta diatriba que me ha permitido
desahogar mis penas y expresar mi inconformidad con un gobierno que no ayudé a
elegir, se me ocurrió proponer el "Día sin Alcalde", como una medida
que podría contribuir más que el "Día sin carro" a limpiar nuestra
ciudad, el único problema de esta iniciativa es que la ciudad tendría que tener
alcalde para apartarlo del cargo por un día.